NO SE FUERON, SOLO SE REACOMODARON.
Felipe Guerrero Bojórquez
Los actores políticos, económicos y oportunistas que gravitan alrededor de la 4T, particularmente en Mazatlán, siguen ahí, intactos, no se fueron, solo se reacomodaron, pero han sido exhibidos, reprobados y derrotados moralmente por la gente.
Primero la incredulidad, luego el asombro e inmediatamente la indignación. El crédito que el gobernador Rubén Rocha Moya tenía en Mazatlán, era tan grande como el descrédito del Químico Benítez; era proporcionalmente a la inversa del tamaño de la rechifla del Teodoro Mariscal. Del tamaño pues de la incredulidad de un twitter al que, por lo mismo, todo mundo pensó que era falso. De ese tamaño era el bono qué dilapidó el gobernador en un abrir y cerrar de ojos.
De ese tamaño la decepción y la indignación de una sociedad que no había visto tanto cinismo de la clase política, ni padecido tanta impunidad que, igualmente y con razón, ahora se pregunta hasta dónde son capaz de llegar.
Y la pregunta de la gente es tan harta válida porque si el daño enorme que ha padecido se premia en vez de castigarse, significa que el principio de autoridad se ha roto y que, en todo caso, las decisiones las toman los poderes fácticos de cualquier índole.
¿Qué confianza puede haber en una autoridad que en vez de castigar premia y promueve la corrupción? No solo un ápice, sino que la gente siente el miedo natural de la desprotección y de no saber en manos de quién está.
Los daños colaterales han sido tantos, que no solo el gobernador ha sufrido las consecuencias graves de una decisión basada en la protección, sino que, igualmente, los poderes que políticamente dependen de él también han caído en el decrédito. Es el caso del Congreso, la Auditoría Superior del Estado y la Fiscalía General del Estado. ¿Y por qué la gente tendría que creer y confiar en ellos?
Pero la mejor prueba de que no pasa nada, es el reacomodo a que las propias circunstancias los han obligado. En el caso de Mazatlán, los que han venido gobernando desde hace cuatro años, solo se cambiaron de puestos y de nivel. Unos se quedaron en palacio y los otros se fueron a la Secretaría de Turismo. La fiesta buchona se trasladó del Ayuntamiento a la JUMAPAM y la organización del carnaval se hará ahora desde turismo estatal. Así de fácil y de impune la cosa.
Igualmente, desde el despacho que se promovió la demanda por acoso sexuall en contra del hoy alcalde Edgard González, envían el mensaje de que todo fue retirado a tiempo y que viva la alegría y el nuevo rey. Que no hay bronca, que amigos como siempre.
¿Y qué pasará con la firma falsa? El propio alcalde lo asegura y además confirma que hay denuncias. ¿Contra quién o quienes? ¿O igualmente ya se arregló todo en la Fiscalía que, eso sí, para estos arreglos es muy, pero muy expedita?. ¿Y que va a decir la Fiscal, la Señora Sara Bruna al respecto? Más aún cuando la declaración del alcalde Edgard González es más que pública.
Pero bueno, finalmente no se fueron, se reacomodaron y hasta al Partido Sinaloense le devolvieron sus posiciones. ¿También el PAS retiraría todas las demandas que en la Fiscalia interpusieron sus regidores contra el Químico Benítez? Solo que lo aclaren.
Finalmente, en esta película que apenas empieza, el único que se ha mostrado congruente es Fernando Pucheta, quién renunció a la Subsecretaría de Turismo dando elegantemente las gracias al gobernador.
No se fueron pues, solo se reacomodaron.
Aquí aplica ….»En la radio un cochineroooo»!!!!!!!!