
OTRA EXHIBIDA
CHISPAZO
Felipe Guerrero Bojórquez
Ya salió el peine. Kristi Noem, Secretaria de Seguridad de los Estados Unidos, en entrevista, dijo que entre una «lista de cosas» que pidió Donald Trump le entregara a la presidente Claudia Sheinbaum, se incluía el tema de los datos biométricos de los mexicanos, esa reforma a la Ley de Población que aprobaron a toda prisa los Senadores.
Cuando no le llueve le llovizna a la presidente, y aunque a cada momento exprese que México no es piñata de nadie y que su soberanía se respeta, los gringos la sorprenden con temas que ella o los ignora, o los conoce pero no actúa, o definitivamente no está en sus manos resolverlos porque no ejerce el poder real.
Desde que Estados Unidos acarreó con Ismael «El Mayo» Zambada y Joaquín Guzmán López, sus autoridades no ofrecen la menor información al gobierno mexicano, mucho menos sobre las negociaciones con Ovidio Guzmán, aunque la presidenta Sheinbaum las exija en base a argumentos legales o porque según ella debe haber «una relación de confianza mutua”. ¿Confianza? Cuando la administración Trump acusa, un día sí y otro también, al actual gobierno de instituir un narco Estado. Luego vinieron otros temas como el de la migración, donde el gobierno mexicano, ante la presión de Trump, desplazó a miles de soldados y elementos de la Guardia Nacional a blindar la frontera norte. Hace un mes, lo que vimos fue la acusación directa de Trump, a Sheinbaum, de intervenir en las manifestaciones violentas de Los Ángeles. Luego la denuncia, con pelos y señales, de que al menos diez empresas, con el nombre de sus operadores y propietarios, instaladas en Mazatlán, lavan dinero para el cartel de Sinaloa. (¿Abrió carpeta de investigación la FGR?) Y ante la otra acusación de Estados Unidos, con detalle, de las operaciones y sus vínculos con el blanqueo de dinero de una casa de inversiones (propiedad de Alfonso Romo, consejero presidencial y amigo de López Obrador) y dos bancos mexicanos, la presidenta en lugar de dejar todo en manos de la FGR como corresponde, se ha dedicado a defenderlos y a pedir pruebas al Departamento del Tesoro de EU, como si fuera ella la acusada. Recientemente, entre otras cosas, la detención de Julio César Chávez Jr en Los Ángeles, para efectos de deportación por tener una orden de aprehensión en México por lavado de dinero y tráfico de armas. De nuevo, a la presidenta Sheinbaum, EU le dio una exhibida porque no solo ignoraba el tema, sino que el Procurador Alejandro Gertz Manero se lo había ocultado. ¿Y por qué no lo corre? Que no salgan con el cuento de que la «autonomía» de la FGR es la “autonomía”. La verdad es que la mandataria no lo despide porque ahí lo tiene López Obrador, como a otros tantos nefastos que le han hecho mucho daño al país con sus atrocidades. Y finalmente este otro golpe, cuando la Secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Kristi Noem, declara que fue ella, a nombre de Trump, quien le pidió que implementara la llamada «Ley Espía» o el CURP biométrico. Pero aún hay otro tema que merece reflexión a parte, el de la «gentrificación», es decir, la decisión de muchos pensionados estadounidense de vivir en muchas regiones de México y de trabajadores extranjeros. Hoy, las huestes radicales de MORENA, al no tener eco en las manifestaciones violentas de Los Ángeles, el pasado viernes marcharon por las calles de la colonia Roma y Condesa de la CDMX, pidiendo la expulsión de los extranjeros que ahí viven, principalmente de ciudadanos americanos y judíos, a los que incluso amenazaron de muerte, a parte de realizar destrozos y saqueos en los comercios de la zona. ¿Y la autoridad? Son de los mismos. Otra raya más al tigre de frente a los gringos.
En fin, la pregunta es: ¿La presidente Claudia Sheinbaum, no México, es piñata o no es piñata? Y si los es ¿entonces de quién? ¿De AMLO o de Donald Trump?. Las zarandeadas ya son frecuentes y cada vez los vecinos del norte se ponen más radicales, mientras en México los de la élite morenista se ponen el huarache. Que vendrán por varios de ellos, dicen, con ley o sin ley de extradición. Con piñata o sin piñata. Por eso la presidenta también advierte que si Ovidio Guzmán acusa a funcionarios y políticos de MORENA, Estados Unidos debe exhibir pruebas. Para los gringos México es un narco Estado y representa un riesgo para su seguridad nacional.
A México le urge que Claudia Sheinbaum sea Claudia Sheinbaum. La presidente que deberíamos tener, sin discursos de odio como su antecesor. Es hora de que deje de excluir a quienes no están de acuerdo con el régimen llamándolos adversarios y enemigos, como si no tuvieran el derecho constitucional de disentir. Claro, será difícil que un pensamiento tan vertical como el de la 4T abandone esa ruta, así le funciona, pero eso no significa que el país, a estas alturas, ocupa en sus ciudadanos una buena sacudida, antes de que esta concepción tan cerrada termine con él.
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