Cada año, cerca de la Luna Nueva de octubre o noviembre, los hindúes celebran el día de la diosa de la Buena Fortuna y la invitan a sus casas, tratando de obtener sus favores para el próximo año.
Lakshmi, conocida también como la Diosa-Loto, representa la prosperidad, la abundancia, la belleza y la buena suerte. En la tradición yóguica, Lakshmiasana es la postura dedicada a esta divinidad.
El nombre Lakshmi proviene del sánscrito y etimológicamente significa percibir u observar; es sinónimo de Laksya, que significa objetivo.
Lakshmiasana, entonces, permite a la mente centrarse para alcanzar sus objetivos, a través de la observación interna y de la percepción correcta del mundo.
Conocida también como Malasana o la Guirnalda, ésta es una posición ideal para abrir las caderas. De acuerdo con Eric Rolf, autor del libro La medicina del alma, la cadera representa un salto en la conciencia personal, al ser “el cambio de la naturaleza animal a la humana”.
Los músculos de la cadera son muy largos y fuertes, entre ellos se encuentra el Psoas, el llamado “músculo del alma”, que resulta ser además el centro de energía principal del cuerpo; cuanto más flexible y fuerte esté el Psoas, más puede la energía vital fluir a través de los huesos, músculos y articulaciones.
Un Psoas sano estabiliza la columna vertebral y proporciona apoyo a través del tronco, formando, además, un buen contenedor para los órganos abdominales: “Músculos fuertes de la cadera pueden sostener con firmeza un proyecto de vida que necesita ser reconocido, aceptado e integrado”.
Lakshmiasana, además, conecta con Manipura, el chakra del ombligo; el centro de conciencia de la voluntad y de la determinación, y con toda la abundancia irrestricta del universo, así como sus infinitas posibilidades.
Para lograrla es necesario separar los pies a lo ancho de las caderas con las puntas viendo hacia afuera, en 45 grados, flexionar las rodillas en la misma dirección de la posición de los pies y subir los brazos abiertos hacia el cielo; luego, colocar las palmas frente a frente y los talones en el suelo, llevar los glúteos lo más cerca del suelo que se pueda, sin tocarlo, siempre y cuando no haya dolor de rodilla. Una vez armada, “mantén la postura y respira en plena consciencia del canal de abundancia que eres”.
(Con información de panteon-hinduismo.blogspot.com y gramho.com)
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