Un posible perdón para Flynn sería la última instancia en la que el presidente usa su poder de perdón expansivo para un aliado de alto perfil.
Hasta la fecha, el historial de Trump en indultos presidenciales ha estado marcado por conexiones personales, talento para el espectáculo y una aversión a pasar por los canales oficiales del gobierno.
Los beneficiarios han obtenido el indulto al hacer llegar sus solicitudes a Trump a través de amigos, personalidades de Fox News o celebridades de Hollywood que hablan con el presidente. Esa tubería inusual ha funcionado para personas como Joe Arpaio, un ex alguacil de Arizona, Dinesh D’Souza, comentarista de derecha, y Michael Milken, un financiero condenado por fraude de valores.
Trump también ha otorgado indultos a instancias de Kim Kardashian West, quien presentó su caso en la Oficina Oval. Y a principios de este año, conmutó la sentencia de su viejo confidente Roger Stone, cuya condena se derivó de la investigación de Mueller.
El mandato de Flynn en la Casa Blanca duró solo unas pocas semanas; renunció después de ser atrapado en una mentira pública sobre sus contactos rusos.
Se declaró culpable a fines de 2017 de mentirle al FBI sobre esos contactos, pero luego desautorizó su declaración y trató de que se desestimara el caso. En un giro impactante esta primavera, el Departamento de Justicia abandonó el caso, que todavía está atrapado en un limbo legal.
A lo largo de la saga, Flynn ha evitado por poco ser sentenciado.
También se ha convertido en un emblema de los esfuerzos persistentes de Trump para socavar la investigación de Rusia y un conducto para probar la separación de poderes entre jueces y fiscales.
El Departamento de Justicia ha argumentado que Flynn nunca debería haber sido interrogado por el FBI en enero de 2017 y puesto en la posición en la que mintió.
Esta es una historia de última hora y se actualizará.