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RELACIÓN ENTRE EL CRIMEN ORGANIZADO Y LA POLÍTICA EN MÉXICO.
La relación entre el crimen organizado y la política en México es un tema complejo y multifacético que ha evolucionado a lo largo de las décadas. Esta interacción ha sido objeto de análisis crítico, especialmente en el contexto de las políticas de seguridad implementadas por los gobiernos recientes.

Contexto Histórico y Político

Desde la conversión neoliberal del Estado mexicano en los años noventa, el crimen organizado ha pasado de ser una actividad controlada por clanes familiares a convertirse en un fenómeno económico que involucra a diversas élites políticas y empresariales. Esta transformación ha permitido que el narcotráfico y otras actividades ilícitas se integren en la economía formal, generando un sistema de poder que trasciende lo criminal y se infiltra en la política y la economía local y regional.

Impacto de las Políticas de Seguridad.

Las estrategias de seguridad implementadas, como la famosa frase «abrazos, no balazos» del presidente Andrés Manuel López Obrador, han sido criticadas por su falta de efectividad. A pesar de la promesa de pacificación, muchos analistas sostienen que estas políticas han resultado en un aumento de la violencia y la impunidad. La militarización del Estado y la sociedad, en lugar de desarticular los sistemas de poder del crimen organizado, ha fortalecido la influencia de las fuerzas armadas en la política, lo que ha llevado a una mayor represión y a la violación de derechos humanos.

Consecuencias Sociales y Económicas

El crimen organizado ha logrado establecerse como un sistema de poder que no solo se manifiesta a través de actividades delictivas, sino que también influye en la economía local y en la vida cotidiana de las comunidades. En muchas regiones, los grupos criminales ofrecen servicios y protección, lo que crea una dependencia de la población hacia ellos. Esto ha llevado a una normalización de la violencia y a una aceptación del crimen como parte de la vida diaria, lo que complica aún más la lucha contra la criminalidad[3].

Conclusiones.

La relación entre el crimen organizado y la política en México es un fenómeno que refleja la incapacidad del Estado para enfrentar de manera efectiva la violencia y la corrupción. Las políticas implementadas hasta ahora han mostrado ser insuficientes y, en muchos casos, contraproducentes. La falta de una estrategia clara y la continua militarización del país han perpetuado un ciclo de violencia que afecta a la sociedad en su conjunto. La promesa de una paz duradera parece lejana, y la necesidad de un enfoque más integral y humano es cada vez más urgente.

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