Pleitos de vecinos y caseros


La tensión en Estados Unidos es máxima para las próximas horas. La elección no está por llegar sino que se lleva a cabo mientras lee este artículo. Por increíble que parezca, Biden puede perder a partir de una mala movilización de electores el próximo martes o por, una vez más, el encendido del alma racista norteamericana que no solo no quiere morir, sino desea imponerse a cualquier espíritu renovador.

Pensilvania y Florida parecieran ser los estados donde podría definirse todo, pero no es así. Wisconsin es un estado bisagra o columpio que está en enorme disputa, tanto que la Suprema Corte dictaminó a favor de que no se considerará ningún voto por correo que llegue después del martes tres de noviembre. Estado industrial y con una enorme población blanca, Wisconsin tiene también un crecimiento exponencial de casos de covid-19. No obstante ello, pareciera que el miedo se ha movido hacia el oeste y se ha perdido la precaución o el pensamiento futuro de sanidad.

Igual sucede en Michigan, donde la gobernadora fue víctima de una conspiración para secuestrarla y, tras un juicio sumario, asesinarla. Para Trump, eso era un martes.

Y sí, los casos de coronavirus han crecido de forma dramática en estas últimas horas. Ayer fue el día con mayor número de casos de covid-19 en lo quiero va la pandemia y los modelos matemáticos pronostican un aumento por triplicado en los decesos para enero. El ala republicana se niega a verlo y, como reemplazo, exponen una recuperación económica astronómica en el tercer trimestre de 2020, cierta, pero engañosa: miles de personas viven en el desempleo y con el riesgo de morir no solo por el virus sino por la incapacidad de pagar los servicios de salud.

Situación muy similar a la mexicana, día con día el repunte de casos mancha el mapa de un anaranjado rojizo en Nuevo León, Coahuila, Querétaro, Estado de México, Ciudad de México y, por supuesto, Jalisco.

Hoy en la tarde comenzará a andar el operativo por el Botón de Emergencia. Cientos de personas se quedarán en casa y sus negocios limitados ante el aumento de casos y la urgente necesidad de parar el contagio. Las últimas semanas de fatiga pandémica llevaron a una relajación inadecuada que, sumada a cambios climatológicos, terminaron en una subida de curva no deseada reflejada en los porcentajes de positividad y, más importante, en las camas utilizadas en los hospitales.

La pandemia, como cualquier emergencia, no se desea para ningún gobernante, pero es el sitio donde se demuestra el talento para desempeñar el encargo. En esto ha fallado dramáticamente el gobierno federal. El rockstar de la 4T se niega a cambiar estrategia y lo único que modifica es su presentación de casos y el uso de cubrebocas donde, ahora, aparece con el hasta en su sermón de las 19 horas.

El fracaso en el combate al coronavirus marcará a los gobiernos en el mediano plazo. Más allá de los pleitos por presupuesto y las respuestas dilatorias, el interés de la población -del foro verde, pues- está en su salud, en si vivirá al día, la semana siguiente.

Y eso, a veces, se pierde de óptica en cualquier parte del mundo.

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