Que nada más importe


difícil escribir una columna cuando se sabe perfectamente que hoy la vida pública no importa, y qué bueno que así sea; siempre he sido de la idea que hay momentos en los que todos necesitamos una desintoxicación de lo que ocurre afuera para centrarnos en lo verdaderamente importante, nuestro hogar.

Entiendo perfectamente que la pandemia es una limitante para la presencia física de muchos de los miembros de nuestra familia; pero por favor, este año más que nunca, dígales a sus seres queridos lo que siente por ellos, dedíqueles todas las palabras positivas que vengan a su mente, recuerden anécdotas, momentos divertidos, hágalo por mensaje de texto, por videollamada, en persona, como sea, pero hágalo.

2020 fue un año muy duro. Su principal enseñanza: un día estamos y al otro no. Los seres humanos nacemos iguales, crecemos con todas las diferencias posibles, y cuando fallecemos el mundo continúa sin que los títulos, reconocimientos o bienes materiales realmente importen; importa lo que hicimos por las otras personas, el cómo logramos impactar positivamente sus vidas.

Incluso con los más connotados deportistas, si bien es cierto sus récords forman parte de la historia, son mucho más recordados por las emociones que les dieron a sus aficionados o a su país.

Hoy, nada que no sea nuestra familia debe importar. Para salir de los estragos de la pandemia, este país va a necesitar más que nunca de los valores que solo se pueden recibir en donde uno crece.

Honestidad, responsabilidad y solidaridad son algunas de las virtudes que requerimos abunden en nuestra sociedad en momentos de crisis. Estoy seguro, juntos podemos salir adelante; pero esto va más allá de los gobiernos, esto es un tema de país y como tal requiere de todas y todos.

Que el regalo sea el de un ambiente de cariño, respeto y apoyo a todos los integrantes de la familia. Será una noche diferente, pero una noche a la que debemos agradecer haber llegado, la cual tenemos que disfrutar, y debemos darle el valor agregado de la reflexión.

Apague su televisión, los videojuegos y todo lo que nos han vendido las últimas décadas para distraernos y obligarnos a consumir más. Que nada más importe, solo el estar juntos, aún en la distancia. ¡Felices fiestas! _



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