Que se resistieron pero al fin se decidieron. Lo que era un mero amago en el mes de mayo, ayer el secretario de Salud, Manuel de la O, lo dio por hecho: la dependencia que encabeza se auxiliará de la fuerza pública para disuadir fiestas y reuniones.
Porque ante el segundo rebrote hay dos cosas claras: primero, que el gobierno ya no tiene dinero para sostener los hospitales covid.
La segunda es que la economía no debe echar marcha atrás en su reactivación, porque la resaca económica a la postre golpeará más que la sanitaria.
Que por lo pronto, después de reconvenir el miércoles a los alcaldes porque fueron muy laxos en la prevención contra el covid por razones políticas, ayer el titular de Salud los metió al aro para que trabajen de la mano con el estado.
Y desde ayer mismo comenzaron algunas de las acciones: en Santa Catarina, Héctor Castillo intensificó el perifoneo en las calles y avenidas, así como en las colonias, mientras que en Guadalupe, Cristina Díaz comenzó a acordonar las plazas más concurridas para evitar aglomeraciones.
Que el rebrote del covid no es solo en Nuevo León, sino también en varias entidades del norte que forman parte de la Alianza Federalista, como Coahuila y Chihuahua, donde también enfrentan serios problemas por la pandemia.
Ante ello, la próxima reunión de esa agrupación de gobernadores está en veremos, ya que la propuesta era hacerla este lunes en Ciudad de México, pero la contingencia sanitaria trae muy atolondrados a varios de los mandatarios estatales que la integran.
Que no se lo digan a nadie pero, ante el anunciado cierre de panteones el día 31, así como el 1 y 2 de noviembre, los regiomontanos simplemente van a adelantar un fin de semana las visitas a las tumbas de sus seres queridos.
Y no es por ser aguafiestas, pero el horno no está para bollos y así se trate de honrar la memoria de los difuntos, el riesgo es ir a hacerles pronto compañía.