La Comisión Estatal Electoral cierra hoy, un minuto antes de la medianoche, los registros para alianzas entre partidos políticos y todo indica que a sus oficinas solo se registrará una, o al menos eso parecía hasta ayer por la tarde.
Panistas y priistas, tan aliados y condescendientes en el Congreso del Estado, de pronto recordaron que hay un pasado que los enfrenta y un futuro que los condenaría si se asocian para buscar unificados la gubernatura de Nuevo León.
En el fondo, como muchos acuerdos políticos, no persiguen un objetivo para el bienestar ciudadano que en teoría marca el deber ser del servidor público, sino disputarle el poder a Morena, el partido del Presidente de la República en la búsqueda de un supuesto contrapeso.
Si el objetivo fuera real, se hubieran despojado de proyectos personales y políticos y armar un plan integral de gobierno, no un vulgar reparto de posiciones dejando de lado el interés público.
Por eso decidieron dar dos pasos atrás, arrepentidos del que habían dado hacia adelante en la construcción de acuerdos para encontrar un candidato común a la gubernatura.
El desencuentro vino cuando se pusieron en juego las alcaldías metropolitanas, que en realidad representan la nómina de militantes de los dos partidos.
Algo que llama la atención es la urgencia de los empresarios locales en que se logre una alianza PRI-PAN, que antes sería impensable, prisa que no parecen compartir los dirigentes partidistas, más preocupados en cuidar sus cotos de poder, que en construir una alianza verdadera.
Tienen el día de hoy para revivir el malogrado acuerdo en que el PAN pondría candidato a gobernador, pero que se rompió porque también exige en el paquete llevar mano en las alcaldías de Monterrey y Guadalupe.
Pero en el PRI desconfían de que, si en alianza llegan a perder la gubernatura, tampoco tendrán Monterrey y Guadalupe, lo que equivale a tener menos que ahora.
Más que en los nombres de los candidatos, el fondo del desacuerdo radica en las posiciones y los presupuestos que representan, tras casi seis años de ayuno del dinero público.
Mientras Morena registrará hoy su alianza con otras tres fuerzas políticas, para el PRI y el PAN aquí se rompió una taza, o más bien, una alianza que nunca fue.
javier.sepulveda@FGTelevision.com