Hay quienes estimulan que las fechas no importan para hacer crónica. Siento que dichos personajes son como los franceses: se describen a sí mismos simplemente como historiadores (Hobsbawn: 1976) pero para sus fines particulares nos venden gato muerto por liebre viva. Esto es, vinculan su anecdotario íntimo aprendido por los caminos de la vida y nos lo venden como microhistoria a la manera de su valedor Luis González y González.
Nada más raquítico en pro de las técnicas y métodos de la Historia que, no es la acumulación de acontecimientos de todo tipo que ocurrieron en el pasado, sino que es la ciencia de las sociedades humanas (Fustel de Coulanges dixit).
Bajo esta premisa algunos de los referentes naturales son: March Bloch, Fernand Braudel y George Lefevbre que por cierto no son historiadores sociales como tampoco lo es un investigador universitario o un periodista o un cronista.
Pero la tendencia actual es esta. Se le llama ‘historiador’ al cronista cotidiano porque utiliza unos cuantos modelos afines a la ciencia citada y con ello traza sus propios avatares, pero, no desarrolla los esbozos suficientes para convertirlos en certezas. Por ello interesa el tiempo cronológico que es una de las dimensiones de la historia. Claro está, que la opinión pública tiene la última palabra si le damos las suficiencias de los contenidos que arroja la indagatoria para integrar un repositorio. Que bien puede ser un libro en papel o en formato digital o una presentación en Power Point o un documental hecho para una plataforma equis o un archivo de sonido o bien una cápsula del tiempo.
Así pues, desde la ciudad específica como León ―“unidad geográfica determinada y coherente, con documentación propia”― el 19 de noviembre de 2010 se tuvo a bien poner en resguardo la “Cápsula del Tiempo del Bicentenario” que contiene 317 artículos varios que se sellaron herméticamente en una caja que se abrirá en el año 2110.
De aquella gran lista, donde los comparecientes Mayra Enríquez Vanderkam, Juan Antonio Muñoz Anguiano y Enrique Arrieta Orozco protocolizaron el acto, destacaría tres textos que mucho significan:
1. Mensaje de la secretaria del H. Ayuntamiento de León, Mayra Angélica Enríquez Vanderkam.
2. Así era León de Carlos Arturo Navarro Valtierra, cronista vitalicio de la ciudad, y
3. Mensaje del Doctor Daniel Malacara. En dichos apuntes se anuda la historia social nuestra: se prefigura la ciudad de nuestros sueños, pero también se recuenta lo que hemos sido y lo que hemos hecho. Bien valdría la pena analizar todo su contenido y leerlo a la luz del modelo de la tipología de las transformaciones sociales a largo plazo y de la evolución de las sociedades como proponía Marx. La Cápsula del Tiempo es digno ejemplo de repositorio vigente de historia.