En México vivimos el problema de tener muchos aprendices y pocos maestros del hacer, independientemente de la edad.
La clave para ser un profesional reside en la base de desarrollar una carrera como profesional del estudio.
En general, el estudiante rehúsa a hacer el esfuerzo de estudiar para aprender, reduciéndose el hacerlo solo para aprobar con buena nota; pero el aprender así no conlleva al éxito para convertirse en profesional de una carrera.
La formación de hábitos de estudio desde la secundaria requiere de su permanencia en el actuar que no termina con el fin de una carrera sino que, una vez consolidado el hábito, se abre todo un abanico de posibilidades de aprender, no solamente temas relativos al quehacer profesional, sino para abrir la mente hacia otras disciplinas o temas.
Muchos especialistas en su profesión… no pueden hablar de temas ajenos… se sienten perdidos el no comprender a qué se refiere su interlocutor… y se refugian con los colegas que dominan el código. ¿Usted ha visto a un ingeniero dialogar con un literato? ¿A un médico alternar con un wagneriano?
Si no hay amor por el estudio no lo habrá en la práctica profesional; no se trata de “bajar” información del internet que, en general, es efímera y ocasional. Lo importante es que el conocimiento se “baje” del cerebro en donde está la mejor computadora del mundo… Allí deben existir múltiples “archivos” siempre disponibles para el caso que se presente.
Un estudiante profesional exige buenos profesores y mejores orientadores para apoyar su plan de carrera, desarrollando y administrando contenidos, aquel que se alegra de tener muchas tareas, no rechazarlas como una carga fuera de lugar porque se le requiere un esfuerzo extra.
Ahora que se pasa por un fenómeno social nuevo por efecto de la pandemia, la exigencia por adaptarse a una etapa del uso didáctico a través de sistemas electrónicos que impone la escuela, obliga a una rápida adaptación del maestro. Pero en esos sistemas no está el aprendizaje, sino que es un medio y el estudiante no debe depender de él, sino del estudio directo en libros, trabajo colaborativo y tareas.
El maestro tiene un papel importante en esta transición, desde el momento en que debe estimular el afán por el aprendizaje sin su influyente presencia. La conexión con los estímulos y el entusiasmo que debe despertar el profesor en sus alumnos está a prueba.
Esta situación impuesta por el impedimento de la proximidad no impide el avance en el plan de estudios, propicia un reto a desarrollar actividades creativas y estimulantes. El no ver al maestro cara a cara no exime que esté supervisado en el cumplimiento con las actividades del programa. _