Zarpar”, graduación de la Generación XXIII de la EPDM*

Zarpar”, graduación de la Generación XXIII de la EPDM*

Mazatlán, Sinaloa, 06 de julio de 2025.- Con la fuerza de lo simbólico y la profundidad de lo vivido, la Generación XXIII de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán (EPDM) presentó su función de graduación titulada “Zarpar”, una despedida escénica cargada de emoción, potencia física y pensamiento artístico. El programa, conformado por dos obras coreográficas, se convirtió en un rito colectivo, un cierre ceremonial de etapa y, a la vez, un impulso hacia nuevos territorios creativos.

*Una travesía con identidad*

La función abrió con la proyección de un video que retrató a los intérpretes mediante un estudio fotográfico realizado por Martín Gavica. Las imágenes, sobrias y poéticas, ofrecieron una antesala emocional que permitía reconocer en cada rostro el camino recorrido, así como la huella que la EPDM ha dejado en sus cuerpos.

En la primera pieza : “Espacio Sagrado” (Dirección y coreografía: Víctor Manuel Ruiz) lo corporal y lo espiritual se entrelazaron con intensidad. La escena se desplegó en una atmósfera densa, casi ritualística. Bajo luces tenues y cenitales que apenas delineaban los cuerpos sobre el suelo, los intérpretes parecían invocar memorias desde una dimensión profunda del ser. El movimiento fue lento, introspectivo, y transmitía la idea de renacimiento o transmutación.

Un elemento destacado fue el uso sonoro. Parte de la coreografía estuvo acompañada por la pieza “Hammer (Ancient Methods Remix)” de Matthew Herbert, un músico británico reconocido por su estilo de electrónica minimalista. La textura de esta música —compuesta por capas repetitivas, loops sutiles y resonancias industriales— aportó un pulso inquietante y contemplativo que contrastaba con lo espiritual del movimiento, generando un equilibrio entre la corporalidad orgánica y el paisaje sonoro digital.

La imagen escénica, reforzada por un diseño de iluminación puntual y la presencia de lámparas suspendidas, convocó al espectador a un espacio de recogimiento y reflexión sobre el paso del tiempo, el cuerpo como templo y la vida como rito.

“Alma, Corazón y Vida” (Dirección: Alex Chávez Flores y Fernando Leija Flores). Con una energía totalmente distinta, esta coreografía fue una explosión vital de movimiento, color y caos emocional. Planteada como una fiesta de despedida, la pieza presentó una estructura coral, festiva y performática, en la que los intérpretes jugaron con roles escénicos que iban desde lo absurdo hasta lo conmovedor.

En el escenario se pudieron apreciar el uso de objetos como prendas de ropa, lámparas colgantes y una escenografía que simulaba una pista de baile o un espacio social decadente y brillante. La iluminación fue esencial para delimitar atmósferas —azules, cálidas, teatrales— que conducían al espectador por estados emocionales intensos: del juego al duelo, de la euforia al vacío.

La coreografía osciló entre lo colectivo y lo individual, entre el desenfreno y la pausa, ofreciendo múltiples capas de lectura sobre la juventud, la nostalgia, el ego, la identidad y la celebración.

Musicalmente, el collage sonoro fue un acierto rotundo: Los Panchos, SEATBELTS, Banda Sinaloense MM, Antonio Sánchez, María Daniela y su Sonido Lasser, entre otros, dieron vida a una paleta rítmica rica en contrastes, entre el bolero, el jazz, la electrónica, el pop kitsch y los sonidos del norte. Cada tema marcaba un tono escénico distinto, permitiendo a los intérpretes cambiar de estado físico y emocional con gran fluidez.

*Una generación lista para zarpar*

Frida Alfaro, Alejandro Bárcenas, Daniel Delgado, María Fernanda Félix, Sara Henao, Brandon Hernández, Carolina Ponce, Iván Silva, Naima Toledo, Isaura Torres, Mariana Constantino y Juan Carlos Pineda se despidieron del escenario como generación, dejando en claro su madurez artística y la potencia de su formación. Cada intérprete aportó su singularidad sin perder la cohesión grupal, demostrando un manejo profundo del lenguaje contemporáneo.

La EPDM y el horizonte de la danza en México
La EPDM, bajo la visión fundacional de Delfos danza contemporánea, se ha consolidado como uno de los centros formativos más importantes de Latinoamérica. Gracias al respaldo del Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, esta institución ha sostenido un compromiso con la excelencia, la innovación y la construcción de pensamiento crítico a través de la danza.

“Zarpar” no fue sólo una función de graduación: fue una metáfora viva del arte como acto de transformación. Una despedida lúcida, valiente y luminosa que reafirma el poder de la danza contemporánea en el México actual.

Una invitación a partir sin olvidar el puerto que los vio crecer. Porque como bien se dijo al cierre del programa, cada uno zarpará …pero con el corazón latiendo al ritmo de su Ítaca, la EPDM.

  • Porque mientras existan espacios como la EPDM, siempre habrá cuerpos que resistan, cuestionen y, sobre todo, bailen.

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