Los países en desarrollo tendrán que asumir nueva deuda para que esto les ayude a combatir el impacto económico de la pandemia de coronavirus, pero más tarde sufrirán una ola sin precedente de crisis de deuda y reestructuraciones, advirtió la economista jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhart.
La ex profesora de la Universidad de Harvard es más conocida por su trabajo con su colega economista Kenneth Rogoff sobre el daño económico que infligieron las crisis financieras a lo largo de la historia, que fue especialmente relevante durante la gran recesión de 2008-2009. Pero su trabajo sobre los riesgos de altos niveles de deuda fueron criticados por impulsar las políticas de austeridad de los gobiernos en la década siguiente.
Reinhart, quien se convirtió en economista jefe del Banco Mundial este año, dijo a Financial Times en una entrevista que en las circunstancias actuales se justifica un endeudamiento adicional de los gobiernos.
“Mientras la enfermedad es intensa, ¿qué otra cosa podemos hacer?”, dijo. “Primero te preocupas por pelear la guerra, luego averiguas cómo pagarla”.
Sin embargo, Reinhart argumenta desde hace tiempo que las economías en desarrollo tienen una menor tolerancia al endeudamiento que las más avanzadas. El impacto de la pandemia solo va a exacerbar ese problema, afirmó.
“Ken Rogoff y yo escribimos hace 20 años sobre la intolerancia a la deuda en los mercados emergentes”, agregó Reinhart, y agregó: “El nivel de deuda que históricamente los mete en problemas es mucho menor”.
La funcionaria habló mientras el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se preparan para sus reuniones anuales conjuntas, que se celebrarán en línea la próxima semana.
Uno de los temas más candentes será cómo enfrentar el alza del endeudamiento del gobierno durante la pandemia, causado por la caída de la producción y el aumento del gasto público.
Se espera que el grupo de naciones líderes del G20 anuncie pronto que ampliará su moratoria sobre los pagos de préstamos bilaterales oficiales para los países más pobres, pero hay un creciente clamor entre los solicitantes de préstamos, los economistas y las instituciones multilaterales por nuevas acciones.
La pandemia y su impacto económico presentan una crisis sin precedente, dijo Reinhart. “En cuanto a la cobertura, de qué países se verán envueltos, estamos en niveles que ni siquiera se vieron en la década de 1930. Por eso estamos hablando de condonaciones de deuda. A nivel de los países, a escala multilateral, del G7, ¿quién tiene el financiamiento para cubrir las grandes brechas fiscales creadas o exacerbadas por la pandemia?”.
Reinhart señaló que la dificultad de evaluar la magnitud de la crisis de deuda que se avecina se ve agravada por la falta de transparencia en la concesión de préstamos fuera de los mercados de bonos públicos, sobre todo en los préstamos oficiales entre países.
“La transparencia ha sido un tema delicado desde hace tiempo”, agregó Reinhart, citando en particular el hecho de que “muchos contratos de préstamos tienen acuerdos de confidencialidad”.
Como consecuencia, advirtió, “el sector privado parte del supuesto de que las deudas de un país son más bajas (de lo que realmente son), y el sector oficial (como el FMI) hacen su análisis de sostenibilidad de la deuda bajo el supuesto de que las deudas son más bajas”.
El hecho de que gran parte de la deuda de los gobiernos y las empresas de países en desarrollo tenga una denominación en moneda extranjera agrava el problema.
Varias monedas de economías emergentes se depreciaron durante la crisis, ya que los inversionistas extranjeros se convirtieron en vendedores netos de acciones y bonos de mercados emergentes.
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El número de estadunidenses que solicitó por primera vez subsidios por desempleo bajó menos de lo previsto la semana pasada, lo que indica que el mercado laboral avanza muy lentamente para devolver sus puestos a millones de personas que quedaron sin trabajo durante la pandemia de coronavirus. Los pedidos iniciales de ayuda por desempleo totalizaron una cifra ajustada estacionalmente de 840 mil en la semana al 3 de octubre, en comparación con el número revisado al alza de 849 mil en la semana previa, dijo ayer el Departamento del Trabajo. Economistas encuestados por la agencia Reuters habían previsto 820 mil nuevas solicitudes para la última semana.