José Alfredo, Alfredito para sus más cercanos, nació la mañana de un 16 de octubre de 2008, seguido “un segundo después su hermana Lupita”, ambos hijos del matrimonio de Alfredo López Medina y Paulina Jiménez Sánchez.
En su cumpleaños 12, Alfredito sopló las velas de su pastel con 4 puntadas en la cabeza, el cuello hinchado, y “las marcas donde le subió la llanta”.
Dichas heridas las habría sufrido luego de un percance vial que vivió el pasado 6 de octubre, entre la bicicleta en la que viajaba de acompañante y un cobrador en su motocicleta; el resultado fue de tres personas lesionadas, en la colonia Praderas de San Juan, en Juárez, Nuevo León.
Tras el accidente, Alfredito fue internado en el hospital Universitario y estuvo bajo custodia policial por unas horas, hasta comprobarse que era menor de 12 años.
Al día de hoy, explica Alfredo López Medina, el niño se encuentra recuperándose en la casa de una tía, y cuenta con apoyo por parte del DIF y de la presidencia municipal de Juárez para su atención médica y psicológica, pues indica el menor sufre un trauma por el accidente y porque “el oficial (que atendió el percance) le dijo que estaba arrestado”.
La tarde del siniestro, recuerda López Medina, se encontraba en la bodega donde trabaja y fue a través de un vecino que se enteró de lo sucedido.
“Fue un vecino y me dijo, ‘vámonos, porque atropellaron a tu hijo’, le dije a la encargada de la bodega que me diera permiso, y me dijo, ‘no hay problema, váyase a atender a su hijo’. Asustado y enojado me lancé a ver qué había pasado”, mencionó el papá de Alfredito, entrevistado en su casa en la calle Córdoba, número 350, de la colonia Praderas de San Juan.
Cuando llegó al sitio del siniestro, al niño ya se lo había llevado la ambulancia, y en el lugar pidió a los oficiales que no se llevaran detenido al cobrador involucrado en el percance.
“Yo le dije a los oficiales que no se llevaran detenido al cobrador. Yo no tengo nada en contra de él, al contrario, ojalá y se recupere, el también tuvo lesiones, se lastimó la clavícula, ojalá se cure, estamos igual de amolados”, destacó.
Con apoyo de los vecinos, explicó, se dirigió al nosocomio ubicado a más de una hora de su hogar; al ver a su hijo bajo custodia de un elemento de seguridad, se dirigió con el Ministerio Público y firmó una papelería.
“Con tal de tener a mi hijo libre, ni la leí, sinceramente se lo digo”, expresa sobre los documentos.
El televisor y el micro a la casa de empeño
La situación jurídica, aseguró don Alfredo, quedó arreglada, y se vinieron cuatro días de gastos, traslados, movimientos no programados que lo obligaron a llevar el televisor y el microondas a la casa de empeño. “Al rato salen”, asegura.
Asegura que las autoridades le externaron que no habría problemas a pesar de los de procedimientos iniciales que aplicaron.
“(Nos dijeron) que no nos preocupáramos, que no hay ningún problema, que él está libre”, relata.
El niño, señaló, llegó al hospital por la noche del 6 de octubre y salió al medio día del 9; su estancia generó gastos por 21 mil 891.
Su hermana pagó 500 pesos y firmó un pagaré. Posteriormente la deuda fue saldada por las instituciones que lo han apoyado durante este proceso.
A pesar de los problemas, Alfredo López Medina reflexionó que en momentos como este valora lo unida que es su familia, donde todos sus hermanos se han mantenido al pendiente.
Destaca también lo importante que ha sido la ayuda de los vecinos, la solidaridad de las autoridades, y la comprensión de la empresa en la que labora, la cual le otorgó un permiso económico que vence el 21 de octubre.
Además de sus “cuatitos”, señala, tiene una hija, Jennifer, que el próximo 20 de enero cumplirá 10 años, y está “felizmente casado” con Paulina Jiménez, resaltando que juntos saldrán adelante de esta complicación.
“Ponga ahí que no fue un motociclista, fue un cobrador que iba en su moto.
“Yo nomás lo que quiero es que le sigan dando atención a mi hijo, verdá, médica y piscológica”, finaliza.