Desde mi divinidad, yo reconozco la que hay en ti


El mecanismo de la mente que la psicología llama Proyección, consiste en que el sujeto atribuye a otras personas sus propias virtudes o defectos, cosa que normalmente se realiza de manera negativa; si se hace de forma positiva, el otro acaba reflejando lo mejor de nosotros mismos.

La mayor parte de las tradiciones espirituales sostienen que dentro de cada uno de nosotros reside una esencia pura y luminosa. Para el Budismo por ejemplo, la budeidad ya está dada en nosotros aunque es necesario despertar para ejercerla a plenitud. Para el Yoga, esta idea se trae a la conciencia al inicio y al final de cada sesión de práctica con la palabra Namasté que literalmente significa: La esencia divina que hay en mi salud y bendice la esencia divina que hay en ti, acompañada por el Anjali mudra, o el mudra de Oración.

Los mudras son posiciones o sellos corporales que conectan el cuerpo energético con una función física y simbólica específica, pueden realizarse con las manos, con una parte del cuerpo o con el cuerpo entero.

Como explica el portal comunidadkundalini.com: “Las manos son algo más que solo partes funcionales de nuestro cuerpo, son un mapa de energía de nuestra conciencia y salud. Cada área de la mano corresponde a cierta área del cuerpo, así como a diferentes emociones y comportamientos. Doblando, cruzando, estirando, y tocando nuestros dedos y palmas, podemos efectivamente comunicarnos con nuestro cuerpo y mente. Los mudras son una técnica para dar mensajes claros al sistema cuerpo-mente”.

En el caso de Anjali mudra, la palabra proviene de la raíz sánscrita anj, que significa respetar, reverenciar, honrar y bendecir: “Al unir las palmas de las manos, este mudra activa y armoniza la coordinación de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro. En la meditación refuerza una actitud de ruego, de súplica a la divinidad y el cumplimiento de un anhelo del corazón. Proporciona equilibrio, calma, tranquilidad y paz interior”.

En la práctica de yoga se realiza siempre al inicio y cierre de la sesión, acompañando varias posturas como Virabhadrasana I, el Guerrero I; Padmasana, el Loto; Vrikshasana, el Árbol; Tadasana, la Montaña; Sukhasana, la postura cómoda; Siddhasana, la postura de la Perfección; Vajrasana, el Diamante; y Anjaneyasana, la postura de la Luna creciente. 

(Con información de comunidadkundalini.com, govindasyogainbound.com y makaranda-yoga.com)


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