Refresco. De qué está hecho realmente y por qué es malo para la salud

Refresco. De qué está hecho realmente y por qué es malo para la salud

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México es uno de los mayores consumidores de refresco en el mundo, y es que en tiempos de calor o para acompañar las comidas, un refresco bien frío parece la mejor idea para hidratarse, pues los hay de todos los sabores y hasta en versiones «light» o «sin azúcar»; sin embargo, estas deliciosas bebidas dulces gasificadas podrían no ser realmente lo que parecen y estar dañando tu salud más de lo que te imaginas.

​Por esta razón, aquí te decimos qué contienen realmente los refrescos y por qué algunos son tan adictivos. Seguramente después de leer esta nota te lo pensarás dos veces antes de elegir una estas bebidas.

Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), aunque cada país tiene normativas diferentes, en la mayoría de los casos, para que un refresco pueda ser considerado como tal debe contener menos de un 0.5 por ciento de alcohol, además de estar elaborado con agua apta para el consumo humano e incluir uno o varios ingredientes de la siguiente lista: 

  • anhídrido carbónico (responsable del gas)
  • azúcares
  • zumos
  • purés
  • disgregados de frutas y vegetales
  • vitaminas y minerales
  • aditivos 
  • aromas

A pesar de que las condiciones de la ley son claras, organizaciones como la Profeco reciben diariamente quejas respecto a la diferencia entre lo que ofrecen las bebidas en el etiquetado y el verdadero contenido de los refrescos, los cuáles cada vez se presentan en mayor variedad de sabores y alternativas, por ejemplo las bebidas «light» o «sin azúcar».

Sin embargo, estas alternativas aparentemente más saludables no siempre lo son, pues al tener una menor cantidad de azúcar, los refrescos llevan necesariamente edulcorantes. Por otro lado, los que no contienen cafeína, suelen llevar más azúcar. 

Es por ello, que varias organizaciones han sugerido evitar este tipo de productos por su alto contenido en azúcar, que en algunas marcas puede alcanzar niveles de hasta el 300 por ciento de la dosis diaria recomendada, además de brindar un contenido vitamínico y nutricional casi nulo, o al menos muy lejano al que podrían contener bebidas preparadas de forma natural, como el agua de frutas, infusiones, jugos o tés.

Así que a la próxima considera esta información a la hora de elegir con qué bebida quieres refrescarte o acompañar tus alimentos, pues los refrescos podrían no ser la mejor opción.

lnb



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