Pagas una multota y sigues en Primera


El dinero soluciona casi todas las cosas, qué caray. Lo malo es cuando no lo tienes. Ahí, con los bolsillos vacíos, no te puedes pagar el tratamiento para el cáncer ni los libros de texto de la escuela bancaria ni el implante dental ni la proteína buena para conservar el pellejo reluciente ni las mensualidades de la hipoteca para tener una casita medianamente digna, por no hablar que de cuestiones, como se dice, de primera necesidad aunque el asunto de la casita no entre ya en la precaria lista que elaboran los propaladores del pobrismo.

En los deportes practicados en equipo es evidentísima la disparidad producida por el dinero. Digo, es cierto que apenas anteayer cayeron los Yanquis en los playoffs, siendo que el invierno pasado se gastaron ni más ni menos que 324 millones de dólares simplemente en la compra de un jugador, Gerrit Cole, mientras que los Rays que les acaban de pasar por encima desembolsaron (apenas) doce millones de billetes verdes en todos sus contratos. Pero esto, lo de que un modesto le plante cara y le gane al de arriba, es muy infrecuente. La eliminación de los Yanks, justamente, es una de las sorpresas deportivas de la temporada y ya veremos si los de Tampa Bay repiten la hazaña ante los Astros de Houston.

El Real Madrid y el Barça reinan sin contrincante a la vista porque manejan unos presupuestos de escándalo. Ya no son tiempos, éstos, de gestas heroicas aunque, hay que decirlo también, la prosapia no es tan fácilmente adquirible y, para mayores señas, el Paris Saint-Germain no logra todavía ingresar al selecto club de los campeones europeos (ha ganado una Copa de la UEFA pero nunca se ha coronado en la Champions League) a pesar de los dinerales que le ha metido su dueño, Nasser Al-Khelaifi, y los inversores de su fondo qatarí.

En fin, el tema de la plata me vino a la cabeza porque los directivos y mandamases de nuestra muy peculiar Liga MX han dispuesto que en los torneos cortos que se disputan actualmente no haya ningún descenso de los equipos participantes a la segunda categoría (llámese como se llame) pero que los tres últimos en la tabla general de clasificación paguen unas multas que van de los 50 a los 120 millones de pesos.

Qué decisión tan sabia, oigan. Pero, bueno, ya les decía que el dinero soluciona… casi todas las cosas.

revueltas@mac.com



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